Lo único que puede provocar que una persona padezca una infección vírica es contagiarse con un virus. Este tipo de patógenos puede contagiarse mediante contacto directo (de personas a personas, de animales a personas o de madres a fetos) o indirecto, estando el virus presente en objetos inanimados. Otra de las formas con la que una persona puede infectarse es a través de alimentos contaminados, incluyendo el agua.
Algunos de los virus más comunes son los siguientes:
- El virus de la gripe (influenza) puede ser de tipo A o B (sólo incluyendo a los responsables de las epidemias humanas). En el primer tipo, debemos destacar que este tipo de virus dispone de una gran variabilidad antigénica; como consecuencia, existen brotes anuales y es necesario actualizar las vacunas.
- El virus varicela-zóster infecta al individuo a través de las vías respiratoria y/o conjuntiva, pasando a los ganglios linfáticos e hígado y bazo para replicarse; posteriormente, llega a infectar a las células epiteliales de la piel y de las mucosas (además de otros órganos). Debemos saber que permanece latente en las células los ganglios espinales, siendo posible que en años siguientes se vuelva a activar en forma de herpes zóster.
- La enfermedad del beso (mononucleosis) causada por el virus de Epstein-Barr. El mecanismo de infección de este virus es el siguiente: penetra en las células epiteliales de la faringe e infecta a los linfocitos B, extendiéndose por todo el organismo. Al activarse los linfocitos B, se estimula la producción de los T, causando inflamación en ganglios, amígdalas, bazo e hígado.
- El virus del Zika penetra en un lugar y se replica en ese mismo sitio, generalmente: fibroblastos, queratinocitos y células dendríticas. En el caso del síndrome de Zika congénito, se infectan las células de la glía; teniendo como consecuencia la alteración del crecimiento y el desarrollo del cerebro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario