jueves, 12 de diciembre de 2019

Tratamiento de las infecciones bacterianas


Los antibióticos son los fármacos utilizados para tratar las infecciones causadas por bacterias. Actúan contra las infecciones matando las bacterias o dificultando su desarrollo y reproducción, pero hay que recordar que no son eficaces contra virus, hongos ni parásitos. Por lo tanto, no debes utilizarlos para tratar infecciones comunes causadas por virus, como son el resfriado, la gripe, la mayoría de casos de dolor de garganta, de tos y bronquitis, muchas infecciones de los senos paranasales (sinusitis) y muchas infecciones de oído.

Tratamiento infecciones parasitarias

El tratamiento para las infecciones parasitarias serán los fármacos antiparasitarios. No existe un único fármaco capaz de luchar contra todos los parásitos, incluso hay ciertas infecciones para las que ningún medicamento es eficaz. Es por ello que es necesario determinar la infección específica. Algunas de ellas son: 

Giardiasis: producida por un protozoo flagelado patógeno denominado Giardia lambliaintestinalis o duodenalis, que parasita en el tracto digestivo de humanos y otros mamíferos.
El tratamiento de elección se basa en el empleo de nitroimidazoles (tinidazol o metronidazol) con excepción de la mujer embarazada, en cuyo caso el fármaco de elección es paromomicina.





Tratamiento infecciones víricas

En la inmensa mayoría de los casos de personas infectadas por un virus, el tratamiento no consiste en matar al virus, sino en ayudar a contrarrestar los síntomas. Al mismo tiempo, el sistema inmunitario del organismo trabaja fabricando anticuerpos para destruir al antígeno. 

Es muy importante saber que los antibióticos no tienen ningún tipo de efecto sobre los virus, error muy común entre la población y que puede tener graves consecuencias, entre ellas, la resistencia a bacterias. De todas formas, sí existen medicamentos antivirales

Tratamiento de las infecciones fúngicas


La principal solución de las infecciones fúngicas se produce a través de tratamientos farmacológicos, los más destacables son: 

ANTIFÚNGICOS TÓPICOS

En la actualidad hay fármacos antifúngicos de gran eficacia que permiten alcanzar los objetivos de curación o control con relativa comodidad para el paciente. Para las infecciones superficiales la terapia tópica será efectiva y suficiente en la mayoría de los casos. Para seleccionar el mejor tratamiento, se debe tener en cuenta el agente causal, el terreno y el propio fármaco. Dependerá también de la zona afectada (cabeza, manos y pies, piel lampiña, uñas, etc.), de las características de la inflamación, de la profundidad y de la capacidad de infección del hongo.

ANTIFÚNGICOS VÍA ORAL

Los tratamientos con antifúngicos por vía oral se suelen reservar para los casos de mayor gravedad, o cuando así lo precisen su extensión o localización (cabeza, uñas y pies).
Actualmente algunos antifúngicos sistémicos se emplean en dermatología. Su utilización en las micosis superficiales debe estar indicada, valorando los beneficios, frente a los posibles efectos secundarios e interacciones que todos ellos tienen, en mayor o menor grado.

ANTIFÚNGICOS TÓPICOS INESPECÍFICOS

Además, existen productos para el tratamiento tópico con propiedades antifúngicas inespecíficas y que se pueden utilizar como tratamiento complementario en algunos casos.
En el caso de las infecciones sistémicas, el tratamiento varía según el hongo responsable y la gravedad de los síntomas. El médico generalmente receta antifúngicos, que a veces hay que tomar durante varias semanas. En algunos casos, especialmente si está deprimido el sistema inmunitario, el tratamiento farmacológico no siempre resulta eficaz; o el médico tal vez opte por una intervención quirúrgica para extirpar los tejidos infectados .
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