La principal solución de las infecciones fúngicas se produce a través de tratamientos farmacológicos, los más destacables son:
ANTIFÚNGICOS TÓPICOS
En la actualidad hay fármacos antifúngicos de gran eficacia que permiten alcanzar los objetivos de curación o control con relativa comodidad para el paciente. Para las infecciones superficiales la terapia tópica será efectiva y suficiente en la mayoría de los casos. Para seleccionar el mejor tratamiento, se debe tener en cuenta el agente causal, el terreno y el propio fármaco. Dependerá también de la zona afectada (cabeza, manos y pies, piel lampiña, uñas, etc.), de las características de la inflamación, de la profundidad y de la capacidad de infección del hongo.
ANTIFÚNGICOS VÍA ORAL
Los tratamientos con antifúngicos por vía oral se suelen reservar para los casos de mayor gravedad, o cuando así lo precisen su extensión o localización (cabeza, uñas y pies).
Actualmente algunos antifúngicos sistémicos se emplean en dermatología. Su utilización en las micosis superficiales debe estar indicada, valorando los beneficios, frente a los posibles efectos secundarios e interacciones que todos ellos tienen, en mayor o menor grado.
ANTIFÚNGICOS TÓPICOS INESPECÍFICOS
Además, existen productos para el tratamiento tópico con propiedades antifúngicas inespecíficas y que se pueden utilizar como tratamiento complementario en algunos casos.
En el caso de las infecciones sistémicas, el tratamiento varía según el hongo responsable y la gravedad de los síntomas. El médico generalmente receta antifúngicos, que a veces hay que tomar durante varias semanas. En algunos casos, especialmente si está deprimido el sistema inmunitario, el tratamiento farmacológico no siempre resulta eficaz; o el médico tal vez opte por una intervención quirúrgica para extirpar los tejidos infectados .
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