En cuanto al cuidado nos deberemos centrar en el cuidado de los pies, pues son la parte del cuerpo más propensa a padecer estas infecciones.
Los pies suelen ser la parte más descuidada de nuestro cuerpo, a pesar de que deben soportar a diario nuestro peso corporal. Con la llegada del buen tiempo, nuestros pies nos delatan y descubren quién les ha prestado la atención necesaria. Para cuidarlos íntegramente hay que pensar en tres aspectos: el calzado que usamos, ejercicios para mantenerlos fuertes y sanos, y por supuesto, la higiene.
Calzado.
Los expertos recomiendan zapatos de cuero para que los pies estén lo más oxigenados que se pueda. El factor más importante a la hora de elegir zapatos es que sean cómodos por lo que no se puede pensar en los extremos, es decir no deben ser ni demasiado altos, ni demasiado bajos. Hay que evitar las puntas estrechas, los estilos demasiado cerrados, y buscar la horma más adecuada a la forma de nuestro pie. En verano, las sandalias son el estilo más aconsejable, pues así se evita el exceso de transpiración, la mala circulación, la retención de agua y la falta de oxigenación.
Ejercicios.
Estos ayudan a mantener los pies sanos. El mejor ejercicio es andar descalzo, ya sea en la casa o en el jardín, y si se puede en la playa. Además, se puede andar de puntillas, mover los dedos, hacer rotaciones de tobillo, o intentar coger objetos con los pies.
Higiene.
Lávalos diariamente. Seca bien entre los dedos, corta con frecuencia y en forma recta las uñas y utiliza talco. Si el olor persiste, o si tiene lesiones extrañas o verrugas, callos, juanetes o uñeros, es mejor que acudas al podólogo.