sábado, 14 de diciembre de 2019

Cuidados de las infecciones bacterianas


Las enfermeras deben participar activamente dentro del equipo interdisciplinar, en estrategias de ayuda a la reducción del problema de las infecciones bacterianas como son: 
  • Impedir la infección: vacunación del personal y de los enfermos.

Cuidados infecciones parasitarias

Los cuidados de enfermería en este tipo de infecciones se basan principalmente en la educación sanitaria y el asesoramiento, proporcionando información sobre los cuidados en el domicilio, dado que en la mayoría de los casos, los niños permanecerán en el hogar. 
Las actividades que se inculcarán serán: 

  • Lavarse siempre las manos con agua y jabón, antes de cada comida y siempre después de ir al aseo. 
  • Lavarse las uñas frecuentemente con un cepillo
  • Evitar llevarse los dedos a la nariz y a la boca.
  • No rascarse la zona anal.
  • Desinfectar los asientos de los retretes.
  • Lavar los alimentos antes de consumirlos y/o si caen al suelo.
  • Indicar a la familia para que disponga los deshechos orgánicos de manera que no contaminen el agua superficial o las aguas subterráneas. 


Cuidados de las infecciones víricas

Los cuidados de enfermería respecto a pacientes infectados por virus van en función del tipo de patógeno que haya provocado la infección y los síntomas que el paciente padezca, controlándolos y administrando los fármacos que haya pautado el médico responsable. De esta forma, comentaremos algunos síntomas de virus que comentamos en otra de las entradas del blog ("Causas de las infecciones víricas"). 


  • El virus de la gripe se manifiesta en forma de fiebre, escalofríos, astenia, cefaleas y malestar general; también odinofagia, rinitis y tos seca. Otros síntomas menos frecuentes con laringitis, náuseas, vómitos o diarrea. Hay que asegurarse de que el paciente tenga una ingesta abundante de líquidos y administrarle fármacos pautados, como analgésicos, antitusígenos o descongestionares. Como es común la insuficiencia respiratoria en este tipo de usuarios, debemos valorar la opción de oxigenación por membrana extracorpórea. 
  • En el caso de la varicela zoster, en primer lugar aparecen síntomas similares a los de la gripe (1-2 días) y luego aparece exantema vesicular generalizado. Comenzarán a aparecer máculas eritematosas, luego se convierten en vesículas con contenido líquido; a continuación, pústulas y finalmente, secan y se forman costras. Como enfermerxs tendremos que administrar los fármacos pautados y además, advertir al paciente de que NO aplique productos sobre la piel. 
  • El cuadro clínico de la mononucleosis es realmente amplio; sin embargo, debemos educar al paciente sobre todos ellos y recomendar reposo y poca actividad física. Si el paciente estuviese hospitalizado, debemos administrarle todos los fármacos pautados (analgésicos, glucocorticoides...) y observar al paciente con rigurosa frecuencia para prevenir cualquier complicación. 
  • Los cuidados de enfermería en cuanto al virus del Zika van orientados a la educación: insistir a los pacientes que prevengan su contagio por vía sexual. Debemos saber que el más de la mitad de los infectados no saben que están enfermos, ya que no presenta manifestaciones; en caso contrario, los pacientes pueden acudir a los servicios sanitarios con fiebre de bajo grado, conjuntivitis o eritema maculopapular. De esta forma, tendremos que controlar dichos síntomas con líquidos, antipiréticos y analgésicos. 

Cuidados de las infecciones fúngicas


En cuanto al cuidado nos deberemos centrar en el cuidado de los pies, pues son la parte del cuerpo más propensa a padecer estas infecciones.

Los pies suelen ser la parte más descuidada de nuestro cuerpo, a pesar de que deben soportar a diario nuestro peso corporal. Con la llegada del buen tiempo, nuestros pies nos delatan y descubren quién les ha prestado la atención necesaria. Para cuidarlos íntegramente hay que pensar en tres aspectos: el calzado que usamos, ejercicios para mantenerlos fuertes y sanos, y por supuesto, la higiene.

 Calzado.
Los expertos recomiendan zapatos de cuero para que los pies estén lo más oxigenados que se pueda. El factor más importante a la hora de elegir zapatos es que sean cómodos por lo que no se puede pensar en los extremos, es decir no deben ser ni demasiado altos, ni demasiado bajos. Hay que evitar las puntas estrechas, los estilos demasiado cerrados, y buscar la horma más adecuada a la forma de nuestro pie. En verano, las sandalias son el estilo más aconsejable, pues así se evita el exceso de transpiración, la mala circulación, la retención de agua y la falta de oxigenación.  

Ejercicios.
Estos ayudan a mantener los pies sanos. El mejor ejercicio es andar descalzo, ya sea en la casa o en el jardín, y si se puede en la playa. Además, se puede andar de puntillas, mover los dedos, hacer rotaciones de tobillo, o intentar coger objetos con los pies.

Higiene.
Lávalos diariamente. Seca bien entre los dedos, corta con frecuencia y en forma recta las uñas y utiliza talco. Si el olor persiste, o si tiene lesiones extrañas o verrugas, callos, juanetes o uñeros, es mejor que acudas al podólogo.