La prevención en este tipo de heridas es común a todos sus grados: cuidados de la piel y manejo de la presión con movilizaciones (activa o pasiva), cambios posturales (cada dos o tres horas, incluso 4 si disponemos de superficies especiales del manejo de la presión (SEMP) y protección local ante la presión con almohadas y objetos alcohados.
Los cuidados de la piel suponen aquellas indicaciones para mantenerla intacta y, entre ellas, podremos incluir el aseo general cada 24h y secado sin fricción, vigilancia de sudoración excesiva o exudados, no utilizar alcoholes pero sí muy recomendables los ácidos grasos hiperoxigenados (corptiol o mepentol). Con respecto a las superficies sobre las que se apoyará el paciente, hay que evitar siempre la formación de arrugas en las sábanas y proteger las prominencias óseas con espumas o almohadillados.
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