miércoles, 4 de diciembre de 2019

Cuidados quemaduras de tercer grado

En un primer momento, y lo que es un procedimiento común a todas las quemaduras, se retirarán la ropa y todos los objetos que vista el paciente y podemos sumergirla en agua fría o superponer compresas húmedas para no aumentar la hinchazón. ¡Nunca se debe aplicar hielo directamente! Antes de realizar las curas sobre la quemadura es posible que haya que retirar los vendajes sucios e igual será necesario mojarlos para extraerlos fácilmente. A continuación, limpiar el área de la herida con agua y jabón de manera muy suave y secarla; es esencial sabes que si hay cualquier ampolla alrededor de la quemadura no romperla para no aumentar el riesgo de infección. Colocaremos a continuación un apósito especial para que no se adhiera a la zona y la cubriremos con una gasa; indicaremos, finalmente, al paciente que, en caso de que la zona quemada sea bien en miembros inferiores o superiores, los eleve por encima del nivel del corazón para no favorecer la aparición de inflamación ni dolor.


Una de las funciones a valorar por enfermería en pacientes quemados es la del aparato digestivo: debemos tener en cuenta que pacientes con quemaduras de segundo o tercer grado, si afectan al menos al 20% de la superficie corporal, pueden llegar a desarrollar íleon paralítico, por lo que será necesario auscultar los ruidos intestinales por lo menos cada dos horas.
Es importante también valorar la opción de que se haya desarrollado una hemorragia digestiva, manifestándose en forma de sangre oculta en heces o en el aspirado nasogástrico. La hemorragia, por lo general, suele ser causa de la llamada úlcera de Curling o úlcera de estrés: consiste en un forma de gastritis (inflamación de la mucosa péptica) aguda hemorrágica. Para evitar este suceso lo que se hace es administrar antiácidos pautados por médico cada una o dos horas. Además es muy común insertar una sonda nasogástrica para alimentación en caso de que se diagnostique de íleon paralítico.

En relación a la función renal, habrá que controlar el volumen y el color de la orina. El primer parámetro debe mantenerse entre 30-60 ml/h en adultos y entre 0,5-1 ml/kg de peso corporal; en cuanto al segundo, si sale orina roja podrá derivar en insuficiencia renal. De la misma forma, también debemos vigilar aquellos síntomas características de un shock hipovolémico, causado por la excesiva salida de líquidos del espacio intravascular al exterior; entre dichos síntomas se encuentran: hipotermia, palidez, sudoración fría, sed, ansiedad, taquicardia y taquipnea.

Debido a esto último, es muy común que en pacientes quemados se canalicen vías venosas para la administración de líquidos (al principio, generalmente Ringer lactato), así como también sondas vesicales para poder controlar mejor el volumen de orina expulsado.

La función cardíaca es vital mantenerla controlada, sobre todo en pacientes que sufrieron quemaduras por corriente eléctrica, y para ello una enfermera especializada realizará una prueba conocida como eco-Doppler para observar el pulso periférico.

Otro de los aspectos importantes que debe registrarse en la valoración enfermera es la función respiratoria, ya que en casos de quemaduras por gases, es frecuente que los pacientes sufran alteraciones en este sistema y sea necesario la administración de oxigenoterapia (será pautado por el médico pero administrado, controlado y realizando los cuidados necesarios por el personal de enfermería).

Como enfermeros/as debemos prestar especial atención a aquellos signos que puedan indicar una posible infección y derivar en un shock séptico, manifestándose de la siguiente forma: fiebre, escalofríos, elevadas frecuencias respiratoria y cardíaca, confusión y desorientación.


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