Los cuidados de enfermería para las quemaduras de esta gravedad son los siguientes:
Administrar medicamentos para el alivio del dolor, además de implementar cuidados tendientes a disminuir el estrés.
Limpiar la herida con cloruro de sodio al 0,9% o agua del grifo tibia.
Retirar con cuidado cualquier resto de tejido necrótico o desvitalizado mediante desbridamiento. Está técnica debe realizarse mediante estricta técnica aséptica.
Cubrir la herida con un apósito no adherente como gasa de parafina o de silicona, película de poliuretano o apósito de hidrocoloide.
Aplicar un apósito secundario absorbente no fibroso como sujeción del apósito primario, y asegurarlo bien con un ligero vendaje o gasa tubular.
No aplicar antibióticos tópicos de forma profiláctica.
Revisar el vendaje después de 24 horas para asegurarse de que sigue en perfectas condiciones. Vigilar que no haya signos de infección.
Posteriormente, realizar la revisión y el cambio de apósito cada 3-5 días (dependiendo del tipo de apósito, la cantidad de exudado y la evolución de la quemadura)
Valorar continuamente la aparición de dolor, mal olor, aumento en la cantidad de exudado, fiebre y/o celulitis.
Los miembros afectados deben mantenerse en reposo.
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